En
los años 20 había que estar en Nueva York. Manhattan era capital
del mundo hogar del glamour y la sofisticación, la ciudad que no
dormía nunca. Allí jóvenes radiantes pasaban el día bailando jazz
y surgían millonarios de la noche a la mañana. Era la fiesta mas
larga de todos los tiempos modernos.
Y
sin previo aviso, la burbuja estalló y la fiesta se acabó. Un
terremoto financiero sacudió Wall Street, al que la historia
llamaría “el gran Crash” y traumatizaría a la nación.
Quebraron millones de negocios y millones de personas perdieron sus
empleos, hombres orgullosos se enfrentaron a la humillación del
subsidio y los comedores de beneficencia, familias numerosas se
instalaron en chabolas, símbolo de pobreza, que habiendo estado a un
paso de la riqueza les hacía preguntarse el cómo subió EEUU tan
rápido y cayo tan de repente, el cómo doblo repentinamente la
rodilla el motor de occidente.